viernes, 26 de mayo de 2017

Creando escenarios al andar


Hace poco escuche una charla sumamente interesante de Segundo Moyano acerca de la profesionalización de las/los educadores sociales. Él mencionaba que a pesar de poseer un titulo que nos reconoce como tales, un sustento teórico que nos respalda, un compromiso social, político, ético con nuestra profesión, entre otras conquistas, sigue ejerciendo mucho peso en la construcción de nuestra identidad profesional, el reconocimiento del otro. Un otro representado tanto por las instituciones, proyectos, programas que nos contratan, como por colegas de distintas profesiones sobre todo colindantes o del llamado perfil socioeducativo. Una de las apreciaciones en las que Moyano hacía hincapié, era la necesidad que tenemos no solo de ser reconocidos sino del modo en que queremos que este reconocimiento se efectué , lo cual muchas veces pienso, nos posiciona en una espera pasiva que carece de autocritica y que no es adecuadamente acompañada de acciones tendientes a que se nos reconozca no solo por lo que somos, sino también por lo que hacemos para merecerlo. 
En esta dirección considero que una de las debilidades que debemos fortalecer justamente, es la de ser generadores de nuestros propios proyectos.

Quizas como parte de nuestra idiosincrasia, el peso de las instituciones tradicionales en nuestra trayectoria tanto formativa como profesional, es muy marcado. La necesidad de encontrar cierta estabilidad laboral y una retribución económica dignificante también inclinan la balanza en favor de nuestro interés por pertenecer a ellas. A la vez de obtener ese reconocimiento anhelado supeditado esta vez, a una institución que si es socialmente reconocida. Con esto lejos estoy de cuestionar la pertinencia de desarrollar nuestra tarea en estos espacios tan validos como otros. Pero también es cierto que hay una delgada linea en la lectura de aquello que Moyano especifica como los encargos y que nos desafía a reflexionar acerca de la tarea que estamos ejerciendo, la cual pocas veces esta pensada específicamente en función de nuestra profesión sino de un perfil mas amplio que la absorbe y cada vez esta mas desdibujado. Y a través del cual en la urgencia y la demanda, sin criticidad, podemos resignar nuestro rol. Claro esta que el margen de acción, los permisos, los espacios que habiliten nuestras intervenciones, mucho dependerán de las particularidades de cada contexto laboral y de cuestiones que tienen que ver con nuestra impronta pero si es cierto que las encargaturas bajo el peso de la institucionalidad - sobre todo cuando hablamos del Estado-  suelen ser mas rígidas y el margen de desarrollo de proyectos idóneos a nuestra especificidad, suele ser muy poco.

En este sentido y en contraposición a estos espacios - tradicional y socialmente instituidos- aparecen otros que nos desafían a pensar en torno a que podemos ofrecerles como educadoras y educadores sociales planteando nuevos posibles escenarios a nuestra profesión. Y si hablamos de profesión algo no muy habitual son las especializaciones, lo cual es un punto interesante ha debatir, porque nos habilitan a alcanzar un experticia en determinadas temáticas, que puede llegar a distinguirnos.

En el marco sobre todo de la educación no formal, es muy común que un/a educador/a aborde diferentes proyectos,como puede ser por ejemplo uno relacionado a la educación laboral, y lo que puede llegar a representarle una intervención puntual de unos pocos talleres, en otros contextos se constituye como campo socioeducativo en si mismo, del cual derivan muchísimas aristas. Lo cual suele replicarse en otras temáticas.

Si nos enfocamos en poblaciones objetivos, todavía existen muchos grupos no abordados por la educación social que nos interpelan en cuanto a si podemos, debemos y queremos extender nuestro accionar para alcanzarlos. Tal es el caso por ejemplo de los adultos mayores o las/los inmigrantes - un fenómeno de reciente y cada vez mayor crecimiento en nuestro pais. 

En cuanto espacios, la cultura ofrece muchísimas posibilidades, museos, bibliotecas, posibilidades de proyectos puntuales relacionados a hechos culturales que adquieren protagonismo en determinados momentos del año.

Otros escenarios de aun mayor complejidad son los determinados por las catástrofes sobre todo de índole climático. También la llamada pedagogía hospitalaria donde existen antecedentes de trabajo de educadoras/es sociales en el acompañamiento de procesos de internación. 

Si hablamos de nuevos escenarios pero en espacios tradicionales si bien nuestra incursión - aunque tímida aun- en la educación formal, sobre todo a nivel de educación media se ha materializado paulatinamente, casi inexistente es el trabajo en educación primaria donde podría constituirse otro campo de acción tanto puntual como permanente. 

Ademas por que no proyectos que incluyan a las nuevas tecnologías, no solo destinados a promover la ciudadanía digital en nuestras/os educandos sino a la utilización de este espacio como amplificador de nuestra tarea. como espacio de construcción de conocimiento e intercambio con colegas.

Quizas muchos de estos proyectos pueden estar sucediendo y también suele constituirse en otra debilidad no poder sistematizarlos y generar conocimiento a partir de ellos, permitiendo que se conozcan y circulen.

Claro que estos nuevos escenarios u cualquier otro plausible de ser habitado por educadoras/es sociales no habrán de construirse mágicamente y como no son heredados, nos tocara a nosotros conquistarlos apostando a adquirir herramientas que nos permitan procurar los mecanismos y los fondos para materializarlos y gestionarlos. 

Me encantaría saber que otros campos inhabitados podemos soñar de a poquito poblar....díganme ustedes????

Saludos Ed. Social Marianella Gayula



Dr. Segundo Moyano - "Conversación sobre la Profesionalización de los Educadores Sociales" Consejo de formacion en educación. IPA 2017 
https://www.youtube.com/watch?v=aoqw4WDmL9E



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