sábado, 26 de julio de 2025

Cartografía social: un método colectivo, horizontal y participativo.

 


La cartografía social es, ante todo, una herramienta al servicio de la participación. Una técnica que permite que diferentes integrantes de una comunidad puedan intercambiar, debatir y consensuar aspectos de su realidad o territorio, representándolos de forma creativa a través de mapas mentales o conceptuales. Estos mapas no son otra cosa que representaciones simbólicas, elaboradas a través de diversos lenguajes: dibujo, pintura, collage, fotografía, mapas físicos, entre otros.

Este tipo de práctica parte de una convicción fundamental:

Quien habita el territorio es quien realmente lo conoce.

Por eso, la cartografía social reconoce y legitima los saberes locales como punto de partida para procesos colectivos de reflexión, diagnóstico y planificación.

¿Cómo se elabora una cartografía social?

1. Identificar las necesidades

Todo comienza por definir qué queremos trabajar: un diagnóstico, una problemática comunitaria, una búsqueda de oportunidades, una reflexión sobre la historia de un lugar, entre otros posibles focos. A partir de esto, se elige el tipo de mapa a construir.

2. Formular preguntas orientadoras

El grupo define, por escrito, las preguntas que quiere abordar.
Estas preguntas funcionan como brújula del proceso, y cuanto más claras y precisas sean, más potentes serán las respuestas que emerjan. El rol del coordinador o facilitador es clave para promover la reflexión, sin imponer respuestas.

3. Construcción colectiva del mapa

Con las preguntas como guía, se elabora colectivamente el mapa, incorporando los saberes, vivencias y percepciones de las personas participantes. La cantidad de integrantes dependerá del tema y del objetivo, pero siempre se busca que el intercambio fluya y que todas las voces puedan expresarse.

4. Registro del proceso

Mientras se elabora el mapa, se lleva adelante una memoria escrita que recoja los intercambios, acuerdos, desacuerdos, dudas y reflexiones que surgen.
Este registro complementa lo que el mapa no puede mostrar: el proceso.
Es importante que el espacio físico permita que todos vean el mapa (ya sea en el suelo o sobre una mesa), facilitando así el diálogo.

5. Socialización del trabajo

Tanto el mapa como la memoria del proceso se presentan en un plenario grupal, donde se revisan, discuten y enriquecen los aportes, y se le da cierre colectivo al trabajo.

Ventajas de la cartografía social

  • Facilita el manejo de información mediante un recurso visual y creativo.

  • Permite presentar los hallazgos de manera comprensible para todos los participantes.

  • Promueve la reflexión crítica y el intercambio horizontal.

  • Fomenta soluciones creativas, transformando problemáticas en oportunidades.

Algunas limitaciones o desafíos

  • Al ser simbólicos y culturales, los mapas requieren adaptarse al contexto donde se aplican.

  • Si los participantes no están familiarizados con esta metodología, puede generar confusión o frustración.

  • Requiere de un clima de confianza grupal, donde las personas se sientan habilitadas a expresarse y reflexionar.


La cartografía social no es solo una técnica: es una forma de hacer comunidad, de reconocer saberes, y de construir conocimiento de forma participativa. Es una herramienta poderosa para quienes trabajamos desde la educación social, el trabajo comunitario y la investigación situada.

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