domingo, 20 de julio de 2014

Cuando nos olvidamos de jugar





Como educadores/as tenemos muy presentes las fortalezas del juego como herramienta pedagógica. Sabemos de su importancia en cada etapa del desarrollo evolutivo del niño/a y adolescente y hasta solemos analizar con cierta nostalgia la poca relevancia que suele adquirir acercándonos ya a la vida adulta, donde parece que bajo la influencia de otros factores solemos olvidarnos de jugar.

Al inicio de nuestra formación profesional solemos abocarnos a descubrir nuestra faceta lúdica y a incursionar en diferentes talleres y cursos, que sin duda constituyen la oferta más rica y variada a la hora de elegir entre las propuestas formativas y/o complementarias existentes. Pero en el transcurso de nuestra experiencia laboral se van priorizando otras herramientas y el factor recreativo va siendo desplazado a un segundo plano o bien utilizado con fines pedagógicos que subyacen en cada objetivo, olvidándonos del placer de jugar por jugar. 

Hace pocos días participe de un encuentro que dio comienzo con una presentación de diapositivas de estilo formal. La segunda parte enfocada en la expresión lúdica dio comienzo tímidamente con juegos sencillos pero rápidamente fue subiendo la apuesta y las mismas personas que muy correctamente sentadas eran receptivas de aquella exposición teórica, terminamos personificando a "heridos"que como no podían movilizarse por cuenta propia, debían ser trasladados por cuadrillas de rescate. En un instante me vi llevada en andas por un montón de desconocidos y en un giro de consigna, trasladando gente como rescatista en circunstancias poco atractivas, pero en medio de las carcajadas más liberadoras y las situaciones más desopilantes, que al inicio del encuentro no hubiese podido nunca imaginar. 


Mucho depende del ámbito laboral en donde desarrollemos nuestra practica y seguramente muchos tengan la herramienta lúdica como una de sus principales protagonistas. Pero para quienes ven atravesada su cotidianeidad por propuestas que dejan poco margen a este tipo de actividades, es bueno siempre recordar que el juego tiene múltiples beneficios para niños/as y adolescentes en áreas como la sociabilidad, la psicomotricidad, la inteligencia, el desarrollo, la afectividad, creatividad, imaginación y una de las mas importantes la diversión!!! y siempre que se pueda es necesario incluirlas.

Ahora bien, parecería que estas ventajas son claras cuando nos referimos a nuestros educandos, pero ¿que hay de los adultos?. La diversión en si misma parecería ser vivida con culpa y en pos de un tiempo que siempre debe ser productivo, no le encontramos mucho sentido a invertir tiempo en ella y a veces no sabemos por donde empezar.

El psiquiatra Stuart Brown creador del instituto especializado en el juego "National Institute for Play" aconseja viajar al pasado y evocar todas aquellas actividades que nos hacían sentir felices y seguramente entre ellas nos encontremos con juegos como colorear,pintar, bailar, jugar a la pelota, fingir ser algún personaje, armar y desarmar objetos, los juegos de mesa, etc. Agrega que todas las personas tenemos una "personalidad de juego", y por tanto nos gustaran diferentes tipos, pero lo importante es encontrar aquel que nos divierta y disfrutemos jugar.

El juego reduce las reacciones de estrés, mejora el animo, estimula el sistema inmunitario, favorece las relaciones interpersonales, aumenta la energía, la productividad e inspira la creatividad, suficientes razones para incluirlos en nuestra rutina y comenzar a jugar!!!


"Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar la totalidad de su personalidad y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo." 

 D. W. Winnicott

Fuente: http://www.cartapsi.org/spip.php?article109